Bullicio interno

A veces el desconcierto puebla cabezas, y entre alfombras atiborradas de sentimientos, uno no puede vislumbrar bien por dónde seguir. Tantas veces me ha pasado, de tropezar sobre las pieles secas de preguntas archivadas, que vuelven a mí ajenas, y tan propias.
Extrañas son las conexiones inconexas que atraviesan nuestro pequeño universo gris, y que atacan a nuestros sentidos irremediablemente humanos. Difícil seguir la huella del paseo cerebral, en especial cuando se atraviesa una imágen, un perfume, el eco de una voz.

¿Dónde está el interruptor? quiero descansar esta noche.

Bienvenido al juego

¿Cuáles son las verdaderas calles, que sin consciencia de relojes, muestran la verdad sin máscaras? 

¿Cuál es aquel mundo secreto, que aún nuestras sombras desconocen?

¿Hay caminos iluminados, o se camina por intuición, a prueba y error, sutil pesadilla?

Esta danza que los inútiles no entienden, es el ritual de la conquista, que cualquier sediento de sapiencia aprende a bailar. Este laberinto privado, sin escaleras ni elevaciones, es el juego perfecto para conocer el alma, ya sea laberinto propio, o laberinto ajeno... una vez iniciado el camino, es difícil llegar a destino, o volver al inicio.

Laberinto privado, maravilla del mundo. Bienvenido al juego.